La lectura de un artículo¹ sobre el concepto de la Economía Providencial, me ha inspirado a profundizar en este tema. Las autoras proponen “Establecer un proceso espiritual relacionando el minimalismo y trabajo manual como una estrategia que favorezca la aplicabilidad de la economía providencial, para gestionar la acumulación”.
El minimalismo se basa justamente en este aforismo de que “menos es más”. Si bien el término nace de la arquitectura -dicho de manera muy sucinta- se puede entender como la reducción a lo esencial, también este concepto se aplica a un modo de vida.
No es fácil entender este aforismo de ‘más es menos’ si no se lo pone en el contexto correcto. Sin embargo, cuando se lo pone en práctica, puede ser la solución para muchas situaciones que enfrentamos en nuestra vida y, en general, en ciertas culturas. Las autoras agregan que “Ser minimalista es tener un orden en la vida o estilo de vida simple y plena, entonces el minimalismo en el enfoque espiritual sería: Estar en el presente y prestar atención con un enfoque simple y pleno; en el camino de la renuncia.”
Entonces estamos tocando varios conceptos cuando hablamos de minimalismo: el primero está ya expresado en el título del artículo, la Economía Providencial. Luego nos proponen la conexión con lo espiritual, en cuanto nos lleva a vivir en el presente teniendo presente el camino de la renuncia.
El principio de la Economía Providencial es ocupar un solo lugar y no dos, o más. ¿Qué implica esto? Bueno, si yo ocupo más de un lugar, estoy privando a otro del suyo. Lo que yo tendría que preguntarme es ¿por qué haría esto? Y si lo pienso, en el fondo me doy cuenta de que los recursos son finitos, que todo está interconectado, y soy una persona más en el mundo. Lo que estamos viviendo actualmente con el problema del calentamiento global, las consecuencias de los desastres naturales, y todo el daño al medio ambiente, nos puede evidenciar que no estamos viviendo de acuerdo con el principio de la economía providencial.
Pero no solamente lo podemos aplicar al medio ambiente, sino en nuestro diario vivir, cuando me doy cuenta de que ya no me cabe la ropa en el armario ni en los cajones; o tengo que pensar dónde puedo poner los libros que no entran en las repisas que ya tengo. ¿Acumulo? ¿Me afecta? Me he olvidado de que ‘menos es más’. Puedo intentar ponerlo en práctica y ver qué pasa.
Otro aspecto que el artículo mencionado nos recuerda es el de la renuncia. Darme cuenta de que en el fondo nada es permanente, de que no soy lo que tengo, y que, por el contrario, cuando me aferro a algo, a las personas, al conocimiento, eso a la larga será causa de sufrimiento. Aprender a vivir sin deseo o necesidad de posesión en todos sus aspectos.
Simplificar, simplificar, como nos recordaba Henri David Thoreau en su libro “Walden”. Nuevamente, ‘menos es más’. No hace mucho vi un programa sobre personas que llevan la acumulación a un extremo, y que, como consecuencia, les ahorca la vida; se trata del Síndrome de Diógenes. Gente que acumula cosas al extremo de volver sus casas inhabitables. Claro, se trata de una enfermedad psicológica, pero me muestra algo: el dolor causado por la acumulación. Y puedo preguntarme, ¿Qué tiendo a acumular? ¿Cosas, amigos en las redes sociales, conocimiento, animales u otros?
Finalmente, el artículo hace mención a vivir en el presente, como una forma de aplicar el minimalismo en la vida. Cuando vivo en el presente, es decir, en el hoy ahora, no vivo con la angustia de qué no voy a tener en el futuro, como tampoco de lo que tuve y ya no tengo. Simplifico mi vida, porque ‘menos es más’. Me doy cuenta de que solamente el presente existe.
Les dejo la pregunta: ¿qué significa en sus vidas ‘menos es más’?
¹ “Aplicación de la Economía Providencial” de Marcela Perales Arteaga, Rosse Mary Butrón Quisbert, Viviana M. Cordero Dubravcic, María Teresa Peralta Troche y Sonia Teresa Pereyra Vela.
