La belleza es la verdad, y la verdad es belleza. (Keats)
El pensamiento de los filósofos busca la verdad. El sentimiento de los poetas busca la belleza.
Pero el pensamiento sin poesía está seco; y la poesía sin pensamiento está vacía.
Por eso me puse a escribir composiciones que expresan una meditación filosófica, utilizando la estructura y los recursos emotivos y lingüísticos de la poesía. A esas composiciones empecé a llamarlas “filopoemas”.
Mis filopoemas no pretenden expresar quejas, pretenden más bien desarrollar descubrimientos.
Muchos otros poemas se escriben para imaginar y dar un lugar a lo que no es. Yo escribo filopoemas para imaginar y dar un lugar a lo que más verdaderamente es.
FUENTE DEL AMOR
Yo pensaba que el amor no era mío,
que tenía que dármelo alguien.
Lo Intenté con la cola del pavo real,
pero no era suficiente.
Lo intenté con el cetro del rey,
y quedé insatisfecho.
Lo intenté incluso con el halo del santo,
y tampoco bastaba.
Decidí devolver el amor que ya tenía
y comenzó a brotar
inacabable.
ESENCIA DEL AMOR
No hay amor completo
no hay amor feliz
si el amor necesita ser devuelto.
El amor más puro
no tiene dueño;
no tiene casa donde volver
se expande como los gases
que no pueden volver a contraerse.
El amor crea las cosas,
alimenta la vida,
desaparece
y vuelve a aparecer en ti.
AMOR QUE SE DA
El amor original no buscaba ser amado.
Salió de sí mismo para crear el mundo.
Era un agujero blanco infinito en dar,
entre agujeros negros,
insaciables en recibir.
El amor no necesita ser amado,
pero agradece amorosamente
que nuestros agujeros negros
se transformen
en nuevos agujeros blancos.
DARLO TODO
Dar, querer dar, darlo a todos
es la actitud del noble caballero.
Dar lo poseído y lo conquistado.
Dar lo conocido y lo por conocer.
Dar un lugar en el propio corazón.
¡Andante caballero que soñé!
no te arrepientas
de haber confiado
de haber anhelado lo imposible.
de haber abierto los ojos.
de haber sufrido.
¡Nunca te arrepientas
de haber amado!
LLEGARON LAS MARIPOSAS
Llegó una de ellas:
vino a contemplar tu luz.
Llegó la segunda:
vino a posarse en tu corazón.
Llegó una tercera:
se fue a repartir tu amor por los caminos.
Desde entonces no han dejado
de ir y de venir
mariposas.



